miércoles, 24 de junio de 2015

15-06-24 Hay que cambiar el modelo económico.

La crisis económica no la han creado los socialistas. La crisis económica se ha producido a nivel mundial y lo ha provocado el liberalismo salvaje sin normas ni valores éticos ni morales que se ha instaurado en la economía.
Un poder mundial de grandes empresas que necesitan ir devorándolo todo para crecer más y más sin límite. Se fomentó la globalización para que estas empresas pudieran moverse a sus anchas y buscar nuevos mercados y nuevas fuentes de producción desregularizadas donde poder explotar tanto a los trabajadores como al medio ambiente. Se olvidó la globalización social. Con ello las pequeñas empresas nacionales se hundieron ante una competencia imposible con países que no contemplan ninguna protección social.
No se quiso ver que este modelo no tenía futuro pues para ganar dinero estas empresas alguien tiene que consumir y si se baja el nivel de vida de los países ricos la venta por mucho que quieran se hunde. Pero en medio de la vorágine esto no se quería ver y se dejó que los países ricos gastaran y gastaran y se endeudaran.
Con la crisis provocada la solución que ha dado esa camarilla mafiosa que maneja el mundo es enrocarse, seguir con el modelo vendiéndolo como único bueno y viable y bajar el nivel de vida de la gente.
Recortes y más recortes en el bienestar de la gente. La gente va a pasar a ser chinos que trabajarán por nada y se le quitarán todos los derechos. Mientras las grandes empresas a ganar y ganar dinero haciendo y deshaciendo a sus anchas y con todos los gobiernos legislando a su gusto.
Pero esto es como el Monopoly. Unos ganan más y más y cada vez con ello hunden más y más al resto pero al final el juego se acaba pues ni el rico puede conseguir más dinero ni el pobre puede perderlo.
La pasividad de la sociedad se ha ido perdiendo más lentamente de lo deseado y han ido apareciendo grupos cada vez más organizados en contra de este modelo.
Por delante de España está Grecia. Los griegos llegaron a su límite de explotación y votaron a un nuevo partido con ideas nuevas. Pero ha pasado el tiempo y las presiones contra este partido han sido tremendas. No les han dejado respirar ni un solo minuto y los “socios amigos” solo se han preocupado de que Grecia pague sus deudas hundiéndose cada vez más. Y este dinero se les exige de las partidas sociales cerrando al país en un circulo de miseria sin retorno. Esos “socios amigos” en ningún momento han hablado de condonar deuda, de renegociar deuda, de proteger al país frente a la globalización salvaje, nada.
¿Qué presiones?, ¿Qué amenazas personales y de todo tipo?, ¿Qué promesas habrán ofrecido a los dirigentes de Grecia para que se hayan arrodillado y hayan cedido a unas exigencias con las que nunca van a poder seguir adelante?
En España el caso es parecido. Los países del norte de Europa han mantenido una política liberal que les favorecía al estar más preparados y nos han hundido nuestra economía. Los políticos del PP abrazaban estas políticas como perritos falderos moviendo el rabito. La promesa de colocar a De Guindos en un alto cargo de la Unión Europea ha hecho que fuera uno de los más feroces ladradores contra los griegos.
El espejismo de la bonanza de las grandes empresas españolas hace que las cifras macroeconómicas parezcan buenas. Los grandes bancos, las eléctricas, las petroleras y las constructoras que hacen negocios y chanchullos a placer maquillan una economía que no llega a la sociedad.
En España también han aparecido nuevos partidos con nuevas ideas. Partidos todavía desorganizados pero que están siendo apoyados por la gente que está harta del descarado expolio popular. La obtención de unos prometedores resultados en las municipales ha levantado al Partido Popular contra ellos y están dispuestos a decir los mayores disparates con tal de desprestigiar a los nuevos partidos. Se consideran iluminados, que poseen la verdad absoluta y todos los demás son ineptos.
Es necesario que estos nuevos partidos unidos con los socialistas o no, hagan una nueva política pero no solo de pequeñas cosas como la protección a los pobres sino en la política económica estructural europea y mundial. El trabajo es imponente y el poder económico actual pondrá todas las piedras en el camino posibles pero no hay otra solución si queremos mantener nuestra sociedad ganada con sudor durante años.

¿Será posible?